domingo, 1 de junio de 2014

Espejo del caos

El cuaderno de un escritor no es más que el puro reflejo de su mente enferma. Los tachones, las heridas del corazón, que no se reparan, no se corrigen, simplemente se pueden tapar un poco, pero el daño en el corazón y en el papel sigue visible.

Las líneas torcidas son todas y cada una de sus indecisiones ¿qué le queda a un escritor si no es salirse de la vía? Los asteriscos en vez de los punto y aparte. Volver a lo mismo con solo un recuerdo de aquello que olvidaste.

Empezar siempre con buen pie, con buena letra, despacito, y precipitarse, despeñarse entre palabras. Desorden-Arte. Olvidarte de lo correcto, olvidarte de que te entiendan.

Los cambios de colores de los bolígrafos, los cambios de pasiones de los corazones calientes, de las manos ardiendo por el roce de cualquier trozo de celulosa que rasgar. Las zonas más hundidas del papel, la cabezonería. 

La mente caótica de un escritor está para poner el folio patas arriba, como si se tratase del espejo donde se refleja su vida.

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