
Empezar siempre con buen pie, con buena letra, despacito, y precipitarse, despeñarse entre palabras. Desorden-Arte. Olvidarte de lo correcto, olvidarte de que te entiendan.
Los cambios de colores de los bolígrafos, los cambios de pasiones de los corazones calientes, de las manos ardiendo por el roce de cualquier trozo de celulosa que rasgar. Las zonas más hundidas del papel, la cabezonería.
La mente caótica de un escritor está para poner el folio patas arriba, como si se tratase del espejo donde se refleja su vida.
Qué bien nos entendemos los literatos desquiciados.
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