lunes, 24 de diciembre de 2012

Fuego


Un tronco de madera puede llegar a ser muy duro, hasta que cae en las garras del fuego. Una vez impregnado en llamas, se vuelve frágil, vulnerable, y al más mínimo golpe se rompe, se deshace. 
En esto, no hay mucha diferencia con el amor y el corazón humano. Un corazón puede ser tan duro que hay veces que semeja una piedra, como el tuyo. Pero en el momento que sucumbe al amor, a la pasión, inevitablemente se vuelve débil y, al igual que le ocurre a un trozo de madera quemada y frágil, corre el riesgo de que provoque un derrumbe en tu interior.